Los Cerros Sagrados de Santiago


Cerros Sagrados de Santiago

Los antiguos habitantes del territorio americano, no sólo creían que la tierra estaba habitada por seres visibles, sino que estaba protegida por entidades invisibles. Estos seres, podían ser guardianes espirituales de ciertos lugares y habitarían en cerros, quebradas, valles o ríos. Los ancestros, los cuidaban y honraban con ofrendas para que se alimentaran, y continuaran protegiendo a sus habitantes.

El Niño Inca del Plomo.

Los pueblos americanos, sentían una relación recíproca con el lugar que habitaban. Si el lugar les daba lo básico para subsistencia, ellos debían devolver ese favor con un reconocimiento espiritual.

Como lo plantea, el chileno José Bengoa (1996):
 “Una roca, "futá currá", gran piedra en la lengua de los mapuches, era para ellos un ente vivo, lleno de vida. Allí "pasan cosas". Las piedras, al partirse, al romperse por efecto del agua, de las nieves, de los calores, sin duda cambian, se transforman. El tiempo también transcurre en ellas, deja su huella. En la cultura y espiritualidad mapuche, el hombre es tributario de esa relación. Hay un "fuera de sí" que es respetado, venerado, ritualizado, y al cual debe ofrecer sacrificios, ya que en algún momento tendrá influencia en la propia vida.”

Los Mapuches decían que cada persona tiene un AD, que sería como el mana o energía individual, la cual se retroalimenta con la energía de un determinado lugar de la naturaleza (AD MAPU). Al visitar un río o una montaña, su AD se conectaba con el AD MAPU del lugar, generando un vínculo espiritual.

Símbolo del Kultrún Mapuche.

Los Mamos de la Sierra Nevada de Santa Marta, dicen que cada lugar de la naturaleza tiene un padre y una madre espiritual, y que puede vivir en rocas o árboles. Los abuelos, que serían los guardianes de la sabiduría de la tribu, sabrían cuándo y qué ofrendar, ya que los espíritus son delicados, y una dádiva equivocada, podría provocar la ira del Dios, generando desastres naturales como terremotos o epidemias.

Mamos de la Sierra Nevada de Santa Marta. Colombia.

Esta cosmovisión ancestral, fue cortada con la llegada del español a América, ya que los europeos tenían una visión científica y racional del entorno. No sólo los recursos naturales eran explotados, sino también los habitantes de su tierra, que fueron sometidos a la esclavitud, tratos humillantes y vejatorios. A pesar de los más 500 años del “encubrimiento” de América, esta cosmovisión ha persistido en los pueblos sobrevivientes.
Si pasamos a nuestro territorio sureño, se ha encontrado evidencia arqueológica que avala la existencia de algunos cerros sagrados del valle de Santiago. Algunos de estos cerros serían el Cerro Huelén (Santa Lucía), Apu Wechuraba (Cerro Blanco), la Waca de Chena, y el cerro El Plomo.

Chemamul del cerro Huelén.

Las recientes investigaciones arqueológicas dan cuenta que Santiago era una ciudad frontera, donde convivían Mapuche, Incas, Diaguitas, Aymaras y otras culturas. Valdivia habría omitido bastante información en sus cartas al rey de España, diciendo que el asentamiento no era relevante. No obstante, los recientes estudios dicen que dónde está la actual Municipalidad, habría una fortificación similar al Cusco, pero en escala reducida.

Escultura del cerro Huelén.

Cuando Pedro de Valdivia llegó al valle del Mapocho, se cobijó en el cerro Huelén, que por sus enormes y llamativas piedras, las bautizó Santa Lucía. Un nombre bastante alejado de la denominación originaria Mapuche, pero que persiste en el imaginario colectivo de los chilenos.

Posible Adoratorio Inca del cerro Huelén.

El siguiente fragmento, se encuentra en las faldas del cerro Huelén y corresponde a una carta enviada por Pedro de Valdivia, al rey Carlos V, el 4 de septiembre de 1545:
 “Y para que haga saber a los mercaderes y gentes que se quisieran venir a avecindar, que vengan porque esta tierra es tal que para vivir en ella y perpetuarse no la hay mejor en el mundo, digolo llana sanísima de mucho contento. Tiene cuatro meses de invierno, no más que en ellos sino es cuando hace cuarto la luna que llueve un día o dos, todos los demás hacen tan lindos soles, que no hay para que llegarse al fuego. El verano es tan templado y corren tan deleitosos aires, que todo el día se puede el hombre andar al sol que no le es importuno. Es la más abundante de pastos y sementeras y para darse todo género de sanado y plantas. Que se puede pintar mucha e muy linda madre para hacer casas, infinidad otra de leña para el servicio dellas y minas riquísimas de oro e toda la tierra está llena dello y donde quieran que quisieran sacarlo. Allí hallaran en que sembrar y con que edificar y agua leña y yerba para sus ganados, que parece la crió dios a posta para poder tenerlo todo a la mano”.

Destaca la visión explotadora del español, que ve Chile como una franja de tierra lista para la colonización. Resalta la absoluta falta de mención hacia los habitantes, los cuales eran bastantes y estaban firmemente arraigados a su cultura y lugar. Se confirma la tesis del historiador Todorov; Colón descubrió América, pero no a los americanos.

El Apu Wechuraba, un centro sagrado de la cultura andina, es actualmente llamado Cerro Blanco, donde se encuentran piedras tacitas, que eran usadas como morteros y centros de observación astronómica, por los antiguos. Actualmente, se realizan ceremonias, fiestas mapuches y aymaras, por lo que representa uno de los mayores atractivos nativos de nuestra ciudad.

Piedras Tacitas de Apu Wechuraba.

En las afueras de Santiago, se encuentra la Waca de Chena, que habría sido un pukará Inca, utilizada para controlar los valles del actual Calera de Tango. Habría sido uno de los más importantes asentamientos andinos, ya que poseía forma de jaguar, al igual que la ciudad de Cusco. Se lamenta el estado deteriorado del establecimiento, ya que no ha sido protegido adecuadamente y poco queda de la fortificación.

Fortificación del cerro Chena.

El cerro más enigmático del valle central, es el Cerro El Plomo, la montaña más alta, de donde nace el río Mapocho. Se encontró una ofrenda Inca, sumida y congelada en la más absoluta soledad humana en las alturas de su cima. Los Incas, realizaban sacrificios humanos a los Apus, o espíritus tutelares de los cerros, para honrarlos y pedirles permiso para ocupar sus territorios.

Cerro El Plomo.

Los antiguos hablan de una cartografía sagrada, la cual indicaría los centros magnéticos de la tierra. Dentro de estos puntos de energía, se encontrarían estos cerros y otros sectores, ocultos para la mirada racionalista y explotadora de nuestra época, pero siempre viva para las culturas que estaban – y siguen – en conexión con los guardianes espirituales del planeta.

Piedras Tacitas de Apu Wechuraba.

Nuestra Modernidad, amenaza diariamente con borrar las huellas del pasado, de negar al “otro” y normarlizarlo a la civilización, pero si nuestro ideal de desarrollo fuera tan excepcional, no habría una sociedad tan desigual, ni menos las arduas amenazas al ecosistema. Si algo pudiéramos rescatar de nuestros antepasados, lo primero sería reconocer que siguen vivos y segundo, valorar la profunda relación de respeto que sentían con la naturaleza.

Mural del Cerro Huelén.




Comentarios

  1. wena!!! la raja!(zumbi)

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  2. Gracias Zumbi, un día de estos subimos un cerro sagrado!

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  3. excelente amigo! muy bien dicho...los españoles ocultaron información porque políticamente les convenía,,,como también les convenía seguir tratando a los incas y habitantes originarios de "américa" como "salvajes y bárbaros" y no como lo que realmente eran y son: arquitectos, legisladores, inteligentes y distros en el uso adecuado del entorno...
    El problema lo veo hoy no sólo en la sociedad chilena que sigue avalando esos prejuicios, sino sobre todo en la mayoría de los investigadores sociales, que siguen reproduciendo una visión limitada de lo que es el ser humano,,todo por defender su casillita académica
    ¡¡¡¡¡¡no más arqueología mercantil chilena!!!!!!!!!!

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  4. Gracias Anónimo, el colonialismo se ha seguido perpetuando en las ciencias sociales, como dispositivos transmisores de la ideología dominante. Para descolonizar el saber, es necesario hablar el mismo lenguaje del poder y a través de su juego revelar las contradicciones del sistema.

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  5. gracias por tu trabajo, por recordarnos que nosotros tambien tenemos tierras sagradas que al estar subvaloradas se pierden un poco en la cuidad de Stgo y en nuestra conciencia... desde Cusco estas fuertes tierras te mando mis saludos y gracias...

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    1. Gracias Lorena, Tanto en Cusco como Santiago palpitan los orígenes, la energía ancestral sigue acá y en las conciencias atentas a escucharla. Suerte y buen viaje...

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  6. Estimado, junto con agradecer este compilado de informacion, solo me cabe hacer un apunte, he visitado en reiteradas ocaciones el Apu wechuraba y realizado estudios junto a Patricio Bustamante, en la cual palpamos la piedra donde se encuentran las tacitas, y es una piedra muy blanda como para ser utilizada como mortero, solo eso. Saludos.

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