Las Hazañas del Rey Nayarit


Historias de Resistencia Americana

Las Hazañas del Rey Nayarit

Se cuenta que cuando los Coras, se enteraron de la invasión española, emigraron a uno de los puntos más altos de las montañas. Con fuerte decisión y ahínco los guiaba su rey, el aclamado Rey Nayarit. La Mesa del Nayar, inmenso y despoblado valle montañoso, rodeado de pumas, venados y serpientes de cascabel, los recibió primogénitamente, y les brindó tranquilo asilo hasta el 1700.

Escultura del Rey Nayarit.

Por esos años, Cortés ya había sometido a los Aztecas, destruyendo la gran Tenochtitlán y fundando sobre ella la actual ciudad de México. Con las piedras de los templos y casas, construyó las iglesias, los edificios y casas principales de la urbe de la “La Nueva España”. Lideraban en esa época, el tirano capitán Nuño de Guzmán y el cobarde Gonzalo López, quienes habían hecho varios desmanes como la quema de pueblos indefensos, el asesinato de niños, ancianos y mujeres y el sometimiento progresivo de muchos pueblos del norte de la ciudad de México. Esas noticias llegaron a oídos del Rey Nayarit, quien fue llenándose de la convicción de que no había más salida que Luchar o Morir.

Petroglifos del Nayar.

El Rey Sacerdote Nayarit, cuyas historias relatan que medía más de 2 metros, poseía un gran don de liderazgo y fue considerado un Dios por los Coras, cuando este falleció a los 134 años de edad. Protegió con valentía a su pueblo, fundando poblados en lo más alto de la Sierra Madre Occidental, específicamente en la Mesa del Nayar, como fue nombrado el territorio. Un atrevido cura franciscano subió hasta la Mesa, entablando una relación de amistad con Nayarit, quien dejó que el cura evangelizara a algunos de su pueblo, tras duros años en que los Coras le pusieron pruebas para comprobar sus verdaderas intenciones.

La mesa del Nayar.

Cuando el Rey Nayar murió, lo sucedió su hijo en el trono, éste no deseaba españoles en su pueblo y mando a matar al cura, lanzándolo de un puente, que actualmente se conoce como el Puente del Fraile. Los Coras, construyeron un gran templo en la cima de una de sus montañas sagradas. Allí tenían el esqueleto de su Rey, a quien le daban ofrendas, le agradecían y le pedían favores. Se cuenta que Nayarit gobernó después de muerto, bajo la forma de Oráculo, ya que los sucesores antes de tomar cualquier decisión, la consultaban con el esqueleto del fallecido gobernante.

Niñas Coras de la Mesa del Nayar.

Cuando la “Santa” Inquisición se enteró de los “terribles” cultos paganos de Los Coras, enviaron un ejército a eliminar aquellas “infames” prácticas. No obstante, unos valientes guerreros Coras, al enterarse del terrorismo de los “enviados” de Dios, se adelantaron y se llevaron el cráneo del imponente Rey. Ahora ese cráneo se encuentra en la capilla del pueblo de la Mesa del Nayar y los Coras continúan rindiéndole un merecido y sagrado culto.

Venados de la Mesa del Nayar.

Los inquisidores, lograron llevarse el esqueleto descabezado y fue quemado en una ciudad cercana, para acabar con los “ritos herejes y extrañas brujerías” de los nativos Coras. Los chamanes y jefes fueron asesinados y fuertemente torturados por atreverse a desafiar al Dios cristiano.

Hombre Cora plantando Peyote

Actualmente, en la Mesa del Nayar viven pacífica y organizadamente, los Coras, Huicholes, Tepehuanos y Mexicaneros. Mantienen aguerridamente, grandes cimientos de su cultura, como el concejo de ancianos, la adoración de lugares sagrados, ceremonias de peyote y fiestas llamadas Mitotes. Si bien la “civilización” ha dado fuertes golpes a sus costumbres y creencias, los Coras aún mantienen su idiosincrancia, haciendo de ellos, uno de los grandes pueblos jamás vencidos por la invasión española y las influencias posteriores.

Juventud Cora.


Comentarios

Publicar un comentario