Alas Piedras de América

Alas Piedras de América

Dedicado a los primeros viajeros de América, quellos que vinieron de Oriente a sembrar su semilla de sabiduría y paciencia.

Dedicado a aquella casta desaparecida de genios sin nombre, Machu Picchu, Pirámides Mochicas, Líneas de Nazca, Fortaleza de Chachapollas y templos Mayas.


Dedicado a aquellos indígenas revolucionarios que se opusieron al salvaje hombre blanco.

Dedicado a Tupac Amaru II, y toda su familia guerrera, que aún nos brindar su fuerza desde las estrellas.

Dedicado a los chamanes de hoy, que sanan con su muchísimo poder al hombre enfermo de esta era.

Dedicado a los mapuches del sur, que aún mantienen vivas sus costumbres y su sangre vigente, a pesar del terror y la sobresaliente mentira que les han arrojado.


Dedicado a todos los que aun resisten, Cofanes del Lago Agrio, Cogis de la Alta y Sagrada Sierra Nevada de Santa Marta, A los Emberás de la selva colombiana y Kuna Yala del glorioso tapón del Darién.

Dedicado a todos los ojos de esperanza que renacen puros del océano salado, dedicado a los espíritus de libertad que razonan en la resistencia cotidiana al opresor arrogante.

Dedicados a todos los cielos de América, a su desierto, su selva y su mar.

Dedicado a todos los caídos que han regado con su sangre, los ríos del balance histórico y ultraterreno.


Dedicado a quienes han ofrecido su vida en honor del más desfavorecido, porque de ellos es el reino de los cielos y de los terrestres que viven en el cielo.
Victor Jara, Ernesto Guevara, Salvador Allende, Tupac Amaru primero y segundo, La Pola Colombiana y todos aquellos resistentes Neruda, Guayasamín, Mercedes Sosa, Octavio Paz y cuántos más.

Dedicado a los atardeceres en Machu Picchu, Al Sol del templo de la Luna Mochica, al viento del misterioso desierto de Nazca, a las constelaciones celestiales del rio Ama-zonas.
A la poderosa vida de la selva chamánica, a los espíritus protectores de las estatuas del Alto Yuma de Colombia.

A los artesanos milenarios que descubrieron místicas figuras en el oro andino.


A los piratas ingleses que robaban al ladrón, criminal y abusador español invasor.

Dedicado a todos los que comprenden este poema, a los que lo leen ahora, y los que lo leerán en el futuro, y aquellos que reciben telepáticamente este mensaje de paz, pasión y poder americano.

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