Del Rito al Consumo, un Largo Camino Construido en Corto Tiempo.

Estoy absolutamente impresionado de algunas pautas comunes de los pueblos aborígenes. Todas las que hemos conocido (Inkas, Nazcas, Paracas, Moches y Chimús) tenían un gran sentido ritual.  Construían centros rituales llamados Huacas, donde ofrecían sacrificios a los Dioses. La divinidad tenía un carácter central en la construcción de sus creencias, y tenían elaboradas ceremonias donde se comunicaban con ellos. Las ceremonias tenían un carácter sagrado y todo acto tenía un significado místico, que resonaba en otras dimensiones del más allá.

Por otra parte, los ancestros tenían un increíble sentido surrealista de la vida. Convivían con seres mitológicos y dioses omnipotentes que los castigaban o premiaban de acuerdo a sus actos. Su mundo estaba plasmado de fantasías y mitos sobre la creación del universo, el origen de la vida y la naturaleza de la muerte. Estos seres eran graficados en sus cerámicas, joyas y atuendos, detallados con tal precisión, que pareciera que realmente se relacionaban con ellos.

El Dios creador de los Moches, Aiapuec, además de ser la divinidad decapitadora, era un horrible personaje con grandes ojos humanos, cabellos de olas de mar, dientes de puma, en una mano portaba un cuchillo y en la otra una cabeza. Por otra parte, el Dios opuesto era el Vampiro, que gobernaba las tinieblas.

El universo mitológico de los Mochicas, estaba poblado por varios semi dioses, que eran una mezcla entre hombres y animales. El hombre Búho era el defensor de los sacerdotes y reinaba en las noches, el hombre Iguana era el guardián de la muerte, el hombre Águila era el cuidador de las guerras, el hombre Zorro era el protector de los combatientes y cazadores, el hombre Venado guiaba el culto a los ancestros, el hombre Murciélago amparaba a los ceramistas, el Pulpo humanizado reinaba en las profundidades marinas y el hombre Araña era el protector de los sortilegios.

 Pulpo Humanizado. Mochicas.

Las culturas antiguas creían fervientemente en los seres que dominaban el mundo mitológico, el cual no estaba separado de la realidad cotidiana, es decir, su mitología y cosmovisión era parte esencial de su Racionalidad Social.

Las Racionalidades Sociales, son formas de pensar que atraviesan la construcción simbólica de una cultura. Se interiorizan en la mente de las personas y se expresan a través de sus actos, formando el código común de entendimiento de una sociedad, y creando la polaridad de lo que es verdad y mentira, de lo confiable y de lo traicionero, de lo bueno y lo malo.

En la antigüedad latinoamericana, la Racionalidad Social era dominada por el rito, los dioses y el mundo espiritual de los elementos. Primaba el sentido de la ofrenda, el agradecimiento y el pedir a los Dioses el cumplimiento de los anhelos, y por sobre todo, la encarnación de la divinidad en el rey, por lo cual era excelsamente respetado y temido.

 Templo de la Luna Inka. Machu Picchu.

Los antiguos, consideraban que la naturaleza no estaba solamente integrada por elementos materiales, sino que estaba habitada por espíritus. Las propiedades o características de la materia se debían al espíritu que alojaba en él. De esta manera, en los pumas, las serpientes y las águilas habitaban espíritus poderosos; en los cuarzos, turquesas y oxidianas se albergaban poderes superiores; la Coca, la Ayahuasca y el San Pedro tenían propiedades medicinales y eran plantas maestras.

Esta noción es sumamente importante, ya que en los ritos se invoca a los espíritus de los objetos, los cuales son colocados en el altar. El sacerdote, chamán o curandero trabaja con las esencias inmateriales que subyacen a lo visible. Es por ello, que es imposible comprender el sentido de un rito, si es que no se cree en los conocimientos anteriormente expresados y por sobre todo, es imprescindible haber participado de uno y contar con esa experiencia.

El ritual es un proceso para lograr algo, donde es imprescindible realizar con exactitud los pasos previos para llegar al objetivo. En las ceremonias con Ayahuasca, es muy importante la dieta que el paciente debe realizar antes y después del consumo, por ejemplo no debe comer carne, aliños, beber alcohol ni tener relaciones sexuales, ya que eso afecta la energía de la persona, impidiendo que la medicina haga su cabal efecto.

 Preparación de Ayahuasca. Tarapoto.

El sentido ritual, ensalza los actos previos a la consumación del acto final y por ende, consta de un control de la ansiedad y de los impulsos, así como el fortalecimiento de la voluntad. En el rito prima el respeto y la conciencia de estar realizando algo sagrado.

Comparándolo con nuestra actual civilización, nosotros hemos cambiado la racionalidad social del ritual, por el consumo. El consumo, puede ser considerado un ritual, pero el consumo se encarga del producto material a ser consumido y no del proceso para lograrlo y menos del espíritu del objeto (sería absurdo creer en el espíritu del plasma, en la esencia de un ipod o en el poder espiritual de una cámara fotográfica).

La invasión de América Latina fue en el 1532, cuando los españoles llegaron a nuestro continente. En un poco más de 400 años de historia,  nuestra organización y prácticas sociales cambiaron para siempre.

El consumo, es la manera de obtener un objeto deseado a través del acto de la compra, persigue la inmediatez y la aplacación de la ansiedad. Las personas son consideradas consumidoras y el valor de una persona equivale a su capacidad de consumo, por ende el consumo instrumentaliza a las personas.

El rito se realiza en calma, el consumo es inmediato; el rito es un medio, el consumo es el fin; el rito se somete a la naturaleza, el consumo acaba con ella.

Como no todos tienen la misma capacidad de adquirir bienes y servicios, ha aflorado la desigualdad social, la ambición y la pobreza. Se han generado muchos problemas, debido a la ignorancia de querer tener por sobre el ser.

La sociedad ha construido un tipo de personalidad, caracterizado por la generación de dinero y obtención de bienes, pero internamente están vacíos. Personas que han cumplido con las expectativas sociales de lograr un estatus, pero son verdaderos ineptos en el desarrollo de la empatía, simpatía y de la capacidad de disfrutar. Caen en profundas depresiones existenciales, desconociendo las causas de su padecimiento, echando la culpa a los genes o a explicaciones biológicas que alivian temporalmente sus dolores internos.

Por otra parte, la discriminación social, producto de la capacidad o incapacidad de consumir, es un mal que afecta a la sociedad. La sociedad se segmenta en grupos que comparten el mismo acceso a servicios, que pueden cancelar una determinada educación o que pueden ingresar a determinados ámbitos.

Los que tienen más dinero discriminan a los que no tienen, y a su vez, los que no tienen mucho dinero discriminan a los que tienen más. Así es como las ciudades se dividen en barrios de plata y en barrios marginales. Los cuicos o pijes no se juntan con los flaites o rotos, no cruzan palabras ni soportan sus modismo, ni sus maneras de hablar ni de vestir.

 

Al segmentarse la sociedad, se generan falsas divisiones que hacen posible que las instituciones dominantes continúen con su juego de esclavización. La esclavización de los medios de comunicación, con el bombardeo de imágenes, modelos de estatus y consumo, terminan por manipular, no tan solo los actos sino que las mentes de los individuos.

Todo el contexto anterior genera un sujeto social que confía y cree inconscientemente, en la ideología transmitida por los medios masivos, anhela sin saberlo, el sueño americano, consumiendo alimentos y productos transmitidos por la publicidad, siguiendo modelos ideológicos transmitidos por el cine y la televisión, que dañan sus cuerpos, mentes y espíritus, generando enfermedades terminales.

Los tiempos que corren han acelerado este proceso, generando una ansiedad social por el consumo del estatus deseado. El mundo de las imágenes domina y es por eso que disciplinas modernas como el diseño, la publicidad y el periodismo son expertas en la manipulación de masas en pro del consumo.

Una población enganchada a la sociedad de consumo, puede caer en el endeudamiento y en el hundimiento progresivo de su capacidad de disfrutar la vida. Muchos se ven realmente atrapados en sus trabajos, debilitando su salud y estados de ánimo.

Hay algunas de las antiguas prácticas, asociadas al rito, que podríamos repasar como sociedad. Si bien es demasiado difícil que la sociedad actual vuelva a creer en los espíritus de las plantas y los animales, sería más fácil que comenzáramos a tomar conciencia sobre nuestra salud, la ecología, el deterioro ambiental, la destrucción de las plantas y la extinción de las especies.

Como sociedad, podríamos aceptar que algunas de las antiguas creencias nos permiten mantener nuestra salud, el desarrollo ecológico, el respeto al medio ambiente y la biodiversidad. Si no creemos en los espíritus de las plantas, podríamos comenzar a respetarlas como seres vivos; si desconfiamos de la fuerza de las piedras, podríamos construir con materiales que no intoxiquen el medio ambiente; si no creemos en el espíritu del puma, al menos podríamos prevenir su extinción.

Para comenzar a derribar nuestros prejuicios como sociedad, debemos dejar de ser arrogantes, ya que nuestra racionalidad social nos hace creer que somos mejores y más avanzados que nuestros ancestros, y segundo debemos darnos cuenta de las contradicciones de nuestro actual sistema. La soberbia en los avances de la “civilización” nos está cegando.