Petroglifos del Valle del Limarí.
El Lenguaje de las Piedras de Carén.
Queríamos visitar los petroglifos
del valle del río Ponio en Monte Patria, en pleno valle del Limarí. Los
lugareños nos recomendaron ir hacia Caren y Tulahuén, “allá si que es bonito, nos repetían, pal otro lao está el río seco, las
piedras están en plena montaña”… Nos convencieron y fuimos directo a Carén.
Alojamos en un camping que tenía grandes pozones de río.
Piedra del Valle de Petroglifos de Carén.
Carén tiene algo especial, será
que mi abuela nació allá, será su río verde en medio de montañas café. Acá aún no se deja ver la intensa sequía que
ha afectado los valles del Choapa, Limarí y Elqui hace ya 15 años. Se tiene una
vista verde, casi selvática que rodea al río. Montañas incólumes, valles
extensos densos en agricultura, caminos de tierra y poblados que acompañan la
carretera.
No hay información sobre los
petroglifos de Caren, en internet se anuncian ciertos sectores en Tulahuén. La
verdad, pensé que no íbamos a dar frente a ninguno, hasta que Nelson, el dueño
del camping, nos señala que estábamos cerca de la mayor concentración de
petroglifos de la zona. “Hay como 60
piedras, pa´llá cerca de la quebrada”. Esa misma tarde emprendimos rumbo
hacia la búsqueda, nos esperó una montaña empinada, poblada por quiscos y
cactus chicos que se metieron en las zapatillas, calcetines, pantorrillas. No
fue fácil, finalmente esa tarde, tras 4 horas de caminata no logramos dar con
el sitio.
Vista de la carretera que cruza Carén.
En la noche, el sonido del viento
mecía los sauces y los espinos, me trajo sensaciones de alta montaña. Nos
sentíamos sumergidos en medio de un valle boscoso, poco explorado, con secretos
e historias por descubrir. Al mirar al cielo, se asomaba un manto estelar
impresionante, donde la inspiración nocturna junto a un fuego, me trasladaron
fácilmente hacia una profunda conexión con la naturaleza.
Al día siguiente emprendimos
rumbo temprano hacia el sitio, quedaba lejos, nos costó 4 horas llegar arriba. Ni en la quebrada ni en el cerro, nos
dijo Nelson, y así, siguiendo esas coordenadas confusas, tras otras pistas
dadas por el flaco Tito (un caballero con el que conversamos la noche anterior),
logramos dar frente al sitio de petroglifos más escondido y alejado que he ido.
Parecía ser un sector de paso, donde las caravanas ancestrales, se reunían a
intercambiar productos, a contar sus historias, a dejar su huella…
Camino al valle de petroglifos.
La belleza de las piedras
radicaba en su conservación, había rastro de otras intervenciones, pero menores
en comparación con otros sitios, donde la mano humana moderna ha destruido sin
conciencia, como en el caso de Cuz Cuz en Illapel, en que las piedras han sido
explícitamente rayadas por personas que sencillamente no saben nada.
Fotografía que resalta los dibujos.
No fue tarea fácil, el sol del
valle del Limarí nos golpeó en sus mejores horas, desde las 12:00 hasta las
15:00, donde lo único que pudo sacarnos la insolación fue un baño en el río,
que con sus corrientes nos limpiaban los excesos de calor recibidos durante
aquella tarde.
¿Qué habrán querido señalar los ancestros?, ¿se podrá llegar a una
especie de diccionario de petroglifos?, ¿cómo emprender un estudio lingüístico
de las piedras dibujadas? Algunos como Patricio Bustamante, han logrado dar
en el clavo e indicar las coordenadas astronómicas de algunos sitios, que
señalan lugares exactos donde en fechas determinadas, caen los primeros o
últimos rayos solares. Otros estudios arqueológicos, se centran en clasificar
estilos y datar los períodos de su elaboración. No obstante, hay símbolos que
se repiten como círculos, espirales, zigzag, animales, seres con penachos de
pluma o antenas, cruces, caminos, que parecen indicar una nueva historia que ha
sido ocultada.
Estas evidencias, me hacen
afirmar que los antiguos tenían escritura, no era alfabética como occidente lo
ha hecho, sino que son simbólicas, donde al parecer quisieron expresar
diferentes significados, que hablan sobre su cosmovisión, cultura,
estratificación social, espiritualidad, modos de vida, aparte de señalar su
conexión con el entorno, los animales y con otros sitios ocupados.
¿Podremos entender el pasado?, este que se fue de las manos como
una pisada tras la lluvia, como una piedra lanzada al río, despareció este
rastro, solamente nos queda visitar
estos sitios, y cerrar los ojos y sentir el viento, ese que balanceó las
mejillas del ancestro y que ahora renovado entronca nuestra mente que se mece
en el silencio de estos valles.
saludos, estamos haciendo estudios sobre los petroglifos del limari, podria darnos las coordenadas de como llegar? gracias
ResponderEliminar