Tiwanaku (1580
A.C. – 1187 D.C.), se encuentra ubicada cerca de La Paz, casi a orillas del
lago Titicaca. Se ha logrado restaurar parte de cuatro templos principales como
Akapana, Kalasasaya, el Templete semisubterraneo y Puma Punku, pero su visita
sugiere una vasta extensión por territorios no descubiertos, quizás
desaparecidos. La gran cantidad de piedras diseminadas en el terreno seco,
revelan una nostalgia perdida de un pasado glorioso.
El Templo de Puma Punku.
La cultura
Tiwanakota posee importancia histórica y espiritual, ya que son los
ancestros del pueblo Aymara e Inca. Los estudios revelan que los últimos
monarcas de Tiwanaco fundaron el Tawantinsuyu en el Cusco. Por otra parte, los
Aymaras aún veneran Tiwanaku como una huaca sagrada (templo religioso
espiritual).
Monolito Ponce.
Tiwanaku es
impactante debido a la perfección del trabajo de sus piedras y el detalle de
los símbolos grabados en puertas y estelas. Sus templos están posicionados y
alineados con la salida y puesta de sol en solticios y equinoccios, patrón
común de las grandes culturas pre-hispánicas. Se cuenta que los grandes
monolitos y puertas estaban recubiertas de oro y metales preciosos, tesoros,
por supuesto, saqueados por los españoles y huaqueros (profanadores de tumbas).
Chacanas de Tiwanaku.
La Puerta Sol
podría ser el resto material más famoso y estudiado por los arqueólogos, ya que
posee grabaciones que sugieren un calendario solar y agrícola antiguo. En el
medio, se encuentra un personaje con bastones en sus manos, se ha planteado la
posibilidad de que fuera Wiracocha, el gran dios metafísico del mundo andino.
La Puerta del Sol.
Los ancestros
Tiwanakotas tenían una concepción cíclica del tiempo, a la que denominaron
Pachakuti, que indica el fin y el comienzo de una era. La historia de Tiwanaku
estuvo marcado por diversos Pachakutis, siendo uno de lo más importantes aquel
que marcó la caída de su imperio y el nacimiento de los Incas en el Cusco. Los
Incas, herederos de la filosofía y conocimiento ancestral del altiplano,
interpretaron otro gran Pachakuti con la llegada de Francisco Pizarro, quien
dio muerte a su rey Atahualpa en Cajamarca, selva peruana. Para los aymaras, se
viven tiempos de cambio, aseguran que desde la invasión española, se ha vivido
al revés para los pueblos indígenas, pero que todo volverá su normalidad dentro
de 500 años.
La Puerta de Kalasasaya.
Es costumbre
ancestral el masticar coca en el altiplano, la falta de oxígeno hace que la
hoja sea una medicina perfecta, hace la vida más llevadera en condiciones
extremas. Desde Tiwanaku hasta los Incas, se encuentran antecedentes
arqueológicos donde se representan personas “boleando” (con un bolo de hoja en
la boca). No se sabe con certeza, si su uso estuvo reservado para las elites o
era costumbre popular. Se cuenta que para los Tiwanakotas su uso fue masivo,
pero los Incas sólo la permitían en las altas esferas. Esta realidad cambió
bruscamente con el colonialismo español, ya que estos se dieron cuenta que los
“indios” rendían mejor cuando masticaban coca, por esa razón hicieron enormes
plantaciones, para que la esclavitud impuesta fuera más productiva. Cuando
Europa conoció las cualidades de la coca, prontamente se hicieron estudios científicos
para aislar el alcaloide estimulante, de esta manera se creó la cocaína, la
cual es una desvirtuación del uso ancestral que se le dio a la hoja, por
ejemplo, para hacer un kilo de cocaína se necesitan 100 kilos de hoja.
Tiwanaku,
pioneros en arquitectura sagrada del sur de América, oriundos labradores de la
piedra, sabios observadores de los astros. Aún viven en Bolivia, sus restos
yacen sumergidos bajo el altiplano, el cual se eleva a más de cuatro mil metros
de altura. Ancestros fundadores de culturas mágicas, esperan resurgir del fuego
sagrado, cuando el próximo Pachakuti manifieste su legado.
Excelente el detalle del trabajo en las piedras espero la restauracion no haya sido invasiva
ResponderEliminarmuy bueno hermano, ideal para leerlo una mañana de lunes, para tranquilizar la mente y el espíritu.
ResponderEliminarnos vemos pronto!